Una decisión que acostumbra a generar preocupación y dudas en las familias, tiene que ver con: ¿Cuál es la mejor escuela que puedo elegir para mi hijo/a? …después de ésta pregunta suele aparecer muchas otras, del tipo: ¿Escuela pública, concertada o privada? ¿Sigue el colegio alguna línea moral o religiosa? ¿Desplazamiento? ¿Qué proyecto pedagógico elegimos? ¿Idiomas? ¿Nuevas tecnologías? ¿Calidad y opciones del comedor? ¿Ofrecen actividades extraescolares y/o deportivas? ¿En qué condiciones se encuentran las instalaciones?

Estas cuestiones y, seguramente, infinidad de otras muchas, asaltan la mente de los padres y madres que se disponen a elegir centro escolar para sus hijxs. La decisión tendrá repercusión sobre diferentes aspectos; será clave para su formación, apuntalará sus valores y creencias, forjará en parte su personalidad, determinará el estilo de relación hacia sus iguales, le dotará de un estilo de afrontamiento frente a las dificultades y, todo este conjunto de factores afectará también en la vida social y cotidiana del núcleo familiar. Las implicaciones serán múltiples y de suma importancia, es por ello que la preocupación de las familias sobre como afectará la escuela elegida en la etapa infantil y/o juvenil de su hijo/a, está totalmente justificada.

Toda esa preocupación y valoración también deberían aplicarse cuando elegimos un centro deportivo o club para que nuestros hijos se inicien y se desarrollen en el deporte. Para que la práctica deportiva sea provechosa, el centro deportivo o club debería seguir unos valores y una línea educativa afín al trabajo realizado durante el horario escolar y la vida familiar, independientemente de la proyección o los resultados deportivos. Es por ello, por lo que necesita de la misma reflexión y exigencia que cuando elegimos una escuela para nuestrxs hijxs. El deporte debe entenderse como un potenciador del desarrollo de lxs niñxs a nivel físico, social, emocional y cognitivo.

El deporte cómo fenómeno social

El deporte es, probablemente, el fenómeno social más importante e influyente del siglo XX (Cruz, 2001) y, posiblemente, lo siga siendo durante el siglo XXI. El éxito del deporte para generar fascinación entre las poblaciones infantiles y juveniles, generación tras generación, radica en su encanto natural, el impacto que generan en la sociedad los deportistas de élite, las relaciones interpersonales que se consolidan con la práctica deportiva, su componente recreativo y la variedad de emociones que estimula. Estos factores no hacen que el deporte sea beneficioso por sí solo, para ello necesitamos que se utilice correctamente como herramienta formativa, educativa y de promoción de la salud, tanto a nivel deportivo como humano.

Preguntas que pueden surgir cuando estamos eligiendo club o entidad deportiva

¿Deben los padres decidir que deporte practicará su hijx?

  • En primer lugar debe ser el/la niño/a quién elija el deporte a practicar. En etapas iniciales, hasta los 7-8 años es interesante que lxs niñxs prueben diferentes deportes, para que más tarde puedan elegir. Para ello existen empresas especializadas que habitualmente ofrecen su servicio directamente a las escuelas para realizar actividades extraescolares deportivas, comúnmente llamadas, multideporte.

  • Entre los 7-9 años, sería conveniente que el niñx elija entre 1-2 deportes a practicar de forma específica, dado que ya se demandará un cierto compromiso para acudir a los entrenamientos y, en algunos casos, se empezará a competir en fin de semana.

  • Que sea el/la menor quién elija el deporte a practicar ayudará a que vea con más motivación e interés la práctica deportiva. Compartiendo con ellxs la toma de decisiones también reforzaremos su autoconfianza y seguridad.

¿Es correcto que empiecen a competir desde pequeñxs en el deporte?

  • Es importante que el club/entidad deportiva vaya en la misma dirección que la familia entiende como beneficiosa para su hijo. Para ello, nos puede facilitar mucho el hecho de que el club/entidad cuente con una misión, una visión y unos valores claramente definidos. De esta manera sabremos si es aquello que estamos buscando para nuestrxs hijxs. Si el club/entidad se ha parado a pensar en estos factores, seguramente querrá decir que entiende el deporte cómo una actividad vehicular del desarrollo más allá del aspecto deportivo y competitivo.

  • El hecho de que un club cuente con una misión, una visión y unos valores claramente definidos, hace que todo el personal que trabaja en las categorías inferiores, tenga claro qué quieren aportar a la sociedad y cómo piensan hacerlo. Por ejemplo, inculcar unos loables valores morales que ayuden en la formación de lxs niñxs cómo ciudadanos del futuro, conseguir atletas lo más capacitadxs posible y de prometedora proyección o, simplemente, aportar diversión, entretenimiento y hábitos de vida saludable.

  • Por suerte, cada vez más clubes y entidades trabajan apoyándose en firmes valores, buscando el bienestar del niñx a nivel social, relacional, educativo, lúdico, físico y emocional.

¿Cuenta con profesionales especializados?

En el ámbito escolar, nadie duda que los profesionales que allí trabajan están altamente formados y capacitados para desarrollar su tarea. En el ámbito deportivo, podemos ver contrastes sorprendentes, encontrando entrenadorxs muy jóvenes o con poca formación que intervienen con lxs niñxs durante muchas horas a la semana, sin tener claros importantes conceptos pedagógicos, emocionales o físicos de las etapas infantiles. Cambiar esta dinámica, no sólo es responsabilidad de las entidades deportivas, también lo es de las propias familias, siendo las que exijan profesionales competentes para intervenir con sus hijxs, o bien, formar adecuadamente aquellos con los que cuente la entidad. Cabe decir que la figura del entrenador/a del deporte base, cada vez está más especializada y concienciada de la importancia y delicadeza que tiene su función con los chicxs.

A modo de conclusión, lo más importante es que estemos de acuerdo con los objetivos que tenga la entidad o club deportivo que elijamos para nuestrxs hijxs, ya sea asegurando proyección deportiva, o bien, haciendo más hincapié en reforzar cualidades que puedan aplicar en otros ámbitos vitales durante su desarrollo como personas.

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